Mentiría si dijera que mi viaje a Nueva Zelanda no despierta cierta incredulidad entre mis conocidos. Una vez convencidos de la veracidad del viaje, la mayoría -si no todos- suelen responder algo como “ay qué envidia, ojalá me lo pudiera permitir” u «ojalá tuviera dinero para eso». Lo que no saben es que independientemente de lo que suelte por la boca, mi respuesta mental es un enorme «si tú supieras…»
Porque, ¿acaso nosotros podíamos permitírnoslo?
Pues no.
Por eso el verano pasado Miguel y yo trazamos un plan de ahorro a largo plazo sin el cual nada de esto habría sido posible. Y hoy os comparto quince consejos que os ayudarán a ahorrar para poder hacer vuestros sueños viajeros realidad e ir hasta el fin del mundo si os apetece 😁
1. Identifica tus gastos
No puedes ahorrar si no sabes en qué gastas. Así que te aconsejo que en un mes apuntes absolutamente todos tus gastos, desde el más nimio hasta el más esencial. Una vez identificados, lo que hicimos fue decidir qué gastos eran inamovibles (alquiler, luz, agua), cuáles eran prescindibles (caprichos) y cuáles se podían rebajar (como comprar una marca u otra), y establecimos un máximo de dinero que queríamos gastar al mes en función de cuánto necesitábamos ahorrar para hacer realidad nuestro viaje.
Para controlar si gastamos o no lo propuesto, creamos un Excel en Drive donde cada noche apuntamos los gastos del día. Así podemos ver cuánto dinero nos va quedando y si nos hemos pasado.

Gracias a esto descubrimos un montón de gastos prescindibles y aprendimos a administrar el dinero.
Consejo: intenta pagar siempre con tarjeta, así cada gasto quedará registrado y podrás consultarlo a través de la página web de tu banco. Además, pagando con tarjeta evitarás esa maldición que tienen los billetes, que una vez rotos, se esfuman.
2. No compres, arregla
Nos dimos cuenta de la importancia de ahorrar cuando en plena ola de calor se nos partió el cable del ventilador. Cuando fuimos a la tienda y vimos los precios de los ventiladores, nos dolió un poquito el alma. Así que Miguel decidió probar a arreglarlo por sí mismo. Benditos tutorales de YouTube. Por el módico precio de 1€ resucitamos a nuestro amado ventilador.
Así que si se te rompe algo cóselo, ponle un parche, cámbiale los cables, píntalo, plastifícalo o atorníllalo, lo que sea, pero solo cuando veas que o bien no consigues arreglarlo o bien por mucho que lo arregles se vuelve a romper (como ocurrió con mis pantalones), entonces plantéate si realmente lo necesitas y si es así, cómpralo de nuevo al mejor precio que encuentres.
De esta forma te sentirás súper hábil y realizado, invencible… te sentirás todo un McGyver en potencia 😉
3. Vende lo que no uses/quieras
Te sorprenderías la de gente dispuesta a comprar cosas que para ti son totalmente inútiles. Miguel y yo hemos vendido desde cámaras acuáticas o camillas profesionales de masaje hasta figuritas de fútbol o bufandas. Seguro que si buceas en lo más profundo de tus cajones puedes encontrar cosas que no echarás de menos.
Encima ganas por doble partida: consigues más espacio a la par que dinero. ¡Todo ventajas!
4. Descuentos, descuentos everywhere
Cuando quieras comprar algo date el tiempo necesario para buscar ofertas y comparar diferentes precios para dar con el más competitivo. Muchas veces podemos encontrar el mismo producto con precios muy diferentes. ¡Pero recuerda comprar sólo lo que necesites!
Al igual que con las marcas blancas: más barato no siempre es sinónimo de peor. Busca y compara.
5. Plantéate nuevas opciones
Me chiflan los libros, son mi debilidad. Pero en lugar de comprar en tiendas, he ido a mercadillos donde he encontrado novelas nuevas y plastificadas por 1€. El libro más caro que he comprado ha sido por 5€ y el más barato por 50cnt. ¡Todo un oasis para los lectores ahorradores!
También existe el intercambio. En la biblioteca de mi universidad había una mesa con libros en la cual si ponías uno tuyo, podías llevarte a cambio el que más te gustara. También vi un buzón de estas características en una playa. O puedes simplemente hacer un intercambio-préstamo con amigos.
Lo que quiero decir es que muchas veces existen variables muy baratas o gratuitas, como en lugar de pagar un curso de inglés, buscar ejercicios y libros gratuitos online; o aprende a hacer bisutería si lo que deseas es cambiar de complementos. O si deseas viajar, haz otras actividades relacionadas.
Las variantes pueden ser infinitas, sólo hace falta un poco de ingenio o información.
6. Comparte piso
Miguel y yo estuvimos compartiendo piso con cuatro personas más desde septiembre hasta junio. Eso nos dio la oportunidad de pagar 75€/mes cada uno por una habitación doble. Actualmente vivimos en un piso grande con otros cuatro (maravillosos 💘) compañeros, también en habitación doble por 150€/mes cada uno. Si nos hubiéramos ido a vivir solos, habríamos pagado muchísimo más por un piso completo.
Durante septiembre y mitad de octubre viviremos en la casa de un familiar. Esta es una opción poco apetecible para los ya independizados, pero vivir los últimos meses de estancia en el país en casa de un familiar os hará ahorrar dinero de alquiler, además de pasar más tiempo con ellos.
Aquí añado también compartir otro tipo de gastos, como puede ser el de coche. Puedes compartir los gastos de desplazamiento llevando a tus compañeros a clase/al trabajo, o puedes hacer uso de plataformas como Blablacar para distancias más largas. Gracias a esta última modalidad pudimos hacer nuestro viaje en coche por España.
7. Trabajo x 2
Gracias a que Miguel tenía un trabajo principal y otro complementario, pudo utilizar el sueldo del primero para ahorrar y el sueldo del segundo para pagar gastos. No se trata de que te mates a trabajar, pero intenta encontrar algo que puedas complementar con tu trabajo principal y que te pueda dar algunos ingresos extra. Puedes invertir los fines de semana o algunas horas en cuidar niños, dar clases particulares, vender manualidades, escribir artículos o trabajar a media jornada. Notarás una diferencia en tus ahorros.
8. Participa en concursos
De lo que sea. Seguro que hay algo que se te da bien: dibujar, escribir, diseñar, fotografiar, jugar al ordenador o hacer crochet. Si hay algo que se te da bien, investiga si hay algún concurso o torneo de ello.
Por ejemplo, yo he participado y ganado algunos concursos de fotografía y de escritura. Hagamos cuentas: en un concurso de escritura gané 150€, en otro de fotografía gané otros 150€ y en una maratón fotográfica gané 700€. Si hubiera ganado eso el mismo año, tendría 1.000€ de más en mis ahorros. No está mal, ¿eh?
Por ejemplo, una vez vi en un Centro Comercial un torneo de Fifa en el que, atentos, el primer premio se llevaría 2.000€. ¡Dos mil eurazos por jugar a la play!
Claro que esto no es como trabajar, no es seguro que vayas a ganar, pero siempre puedes probar y divertirte en el proceso. No te lo tomes muy en serio, hazlo más por gusto, curiosidad, diversión… y no te tomes muy a pecho si no ganas. Además, ¡no todos los premios son metálicos! Yo por ejemplo también he ganado comidas y cenas para dos con mis fotos o con una carta de amor que escribí en el instituto. Seguro que tienes algún talento que está esperando ganar un concurso 🙂
¡A participar se ha dicho!
9. Compara con el viaje
Por ejemplo: salir a cenar a mi restaurante favorito cuesta 20€, eso es lo que me costaría hacer X actividad en X país. O por ejemplo, el precio de una chaqueta del Zara es el mismo que hacer una excursión a unas islas de Filipinas. ¿De verdad me merece la inversión en los zapatos?
Este truquillo a mi me ayuda a ver con perspectiva en qué estoy gastando mi dinero, y me ayuda sobre todo a decidir mejor si me merece o no la pena el gasto. ¡Lástima que me haya dado cuenta de ello tan tarde! Si lo hubiera implementado antes en mi vida, estoy segura de que hubiera decidido mejor en qué invertir mi dinero.
10. #StopCoche
El que tenga coche sabrá la enorme cantidad de dinero que se chupa la máquina. Cuando nuestro Cuquicar murió, notamos un ahorro importante en nuestros bolsillos. Así que ya sabéis, menos coche y más caminar distancias cortas, bicicletear distancias medias (en Málaga son gratis la media hora) y más autobusear distancias largas. Notarás una mejora tanto en tus ahorros como en tu salud.
11. #StopComprasInnecesarias
En unos 365 días Miguel sólo se ha comprado una camisa para una entrevista de trabajo y yo dos pantalones (se rompieron los dos que usaba) y un jersey (fue capricho, lo confieso). Quítate la idea esa de «¡es que no tengo ropa que ponerme!» que sabes que tienes pa’ dá y regalá.
Sé que el comprar ropa -como muchos otros caprichos- da cierta satisfacción momentánea. Pero es eso, momentánea. ¿Qué te merece más la pena, esos zapatos tan chachideguays o un billete de avión low cost hacia alguna ciudad Europea?
No es broma, con el dinero que muchos se gastan en rebajas podrían pasar varios días de viaje en países cuyo coste de vida no es muy elevado.
Todo es cuestión de prioridades y de mentalizarse.
Después de un año sin entrar en tiendas de ropa, mi mentalidad hacia las mismas ha cambiado bastante, y a veces me sorprendo al pensar que yo también he sido de las de «bueno, ahora que estamos en rebajas a ver si encuentro algo bueno y barato» ¡cuando ni siquiera necesitaba ese algo! Gastar por gastar.
Recuerda también quitarte de suscripciones a servicios o revistas que realmente ya no utilizas o que no te importaría dejar. Por no hablar de vicios como el tabaco. Sobra decir los beneficios más allá del monetario que tiene dejar de fumar.
12. #StopGimnasio
Corre en la calle, sube y baja las escaleras, busca en Internet ejercicios que hacer en casa, haz pesas con las garrafas de agua… Sé que hay gente que le encanta el gimnasio y es parte fundamental de sus vidas, pero a final de mes el gym se lleva un pico, y si de verdad quieres ahorrar tendrás que hacer algunos sacrificios. Lo bueno es que dejar el gimnasio no tiene por qué ser sinónimo de dejar de hacer ejercicio.
13. #StopEvitarLaCocina
Y de nuevo me remito a Internet, donde puedes encontrar una infinidad de recetas fáciles para comenzar a cocinar en casa. Ya no hay excusas, porque comer fuera a la larga sale caro. Y si no tienes tiempo por tu trabajo o estudios, aprovecha por ejemplo los domingos para preparar mucha comida y congelarla. Así durante la semana sólo tendrás que descongelar lo que te quieras comer y podrás llevarte la comida al trabajo o la universidad en un tupper.
¿Que a tus amigos les gusta mucho salir fuera? Invítales a tu casa y cocinad juntos. O sal pero no te pases con las cervecitas y el tinto, que la bebida también es algo que a la larga sale caro: supongamos que sales todos los sábado noche y (tirando por lo bajo, que os conozco 😜) cada noche te tomas tres cervezas. Si cada una costase 1.80€ a final de mes te habrás gastado 21,60€ sólo en beber un día a la semana. A eso añádele la comida con la que lo acompañes, las cervezas de más y los días de más que salgas. Este gasto es extensible a cafés, desayunos, chucherías o refrescos. Con 21€ me pago una noche de alojamiento en Auckland. De nuevo, cuestión de prioridades.
Además, como plus, sólo cocinándote tu propia comida sabrás qué ingredientes tiene realmente el plato que te comerás. Puedes aprender recetas que serán mucho más saludables que la comida preparada y procesada.
14. #StopPeluquerías
Aunque a veces le haya hecho destrozos capilares, el hecho de pelar yo misma a Miguel hace que cada cierto tiempo se ahorre una visita al peluquero.
No se trata de descuidar la imagen, sino de aprender a autocuidarse. Aprender a cortarse el pelo, a maquillarse, a teñirse o a hacerse la manicura a la larga nos hará ahorrar varios euros. Además, así te aseguras de que cuando quieras cortarte sólo las puntas sea así de verdad 😜
15. Relax y mente positiva
Último pero no por ello menos importante. De hecho, es el MÁS importante: relájate y no seas extremadamente estricto. Llevar una vida ahorrativa no es fácil. Ten por seguro que sentirás la frustración más veces de las que te gustaría. Por eso no debes seguir estos consejos a vida o muerte, porque si no te amargarás, te lo digo por experiencia. No es fácil, hace falta tener mucha fuerza de voluntad. Pero tampoco pasa nada si sales una noche con tus amigos o si un día te compras un capricho. Tampoco pasa nada si hay algo que no usas pero lo quieres conservar. No te sientas mal. Eres humano y también necesitas descansar de la rutina. Mientras lleves tus gastos con moderación y cabeza, y lleves un control de tus compras, ahorrarás seguro. Sólo hay que hacer unos pequeños cambios diarios que marcarán una gran diferencia.
Recuerda, detrás de todo este esfuerzo hay un V I A J A Z O esperándote 😉
Espero que estos consejos os ayuden. Yo misma soy la prueba de que funcionan, ya que sin ellos no podría permitirme viajar a Nueva Zelanda por larga duración.
Y a vosotros, ¿se os ocurren otras formas de ahorrar para un viaje?
Deja una respuesta