Viaje por Conocer

Hoy, dieciséis de noviembre de 2017, hace un mes que salí de casa. Aunque la sensación corpomental (?) es de haber estado mil años fuera. Son tantas las cosas vividas que no sé cómo cabe tanto en tan pocos días. En un mes normal en España no habría experimentado ni  un tercio de la mitad de la mitad del cuarto de lo vivido aquí.

Y es normal.

En casa tienes tu rutina y vida normal establecidas, todo puede esperar para más adelante, siempre puedes dejar para pasado mañana lo que tenías que hacer ayer. Pero en las antípodas todo está al revés, y la inversión del tiempo no iba a ser pa’ menos.

¿No me voy a recorrer medio mundo para tener la misma vida, verdad?

Así que me apetece hacer un poco de introspección y listar todo lo vivido en estos treinta días.

Desde que salí de casa…:

• Me han querido cancelar un vuelo.
• He hablado el mejor inglés de toda mi vida.
• Me ha gustado por primera vez en mi vida la comida de un avión.
• He estado en el aeropuerto de Rusia.
• He estado en China y visitado Shanghái.
• Me he montado dos veces en el tren más rápido del mundo.
• He desayunado ramen en China.
• He cenado ramen en China.
• He pedido sin querer comida ultra picante en China.
• He comprado pasteles portugueses en China pensando que eran dulces asiáticos (sí, así de ridículo).
• He estado en un metro PLAGADO de chinos hablando español con un chino, unos argentinos y una vasca en un rinconcito del vagón. ¡El mundo es un pañuelo!
• He estrenado mi pasaporte nuevo.
• He cogido cuatro aviones seguidos.
• He hecho un viaje de 56 horas.
• He vivido en Auckland por una semana.
• He comido las mejores cookies del mundo mundial 😍
• He rateado el Internet de casi todos los establecimientos de Auckland para poder trabajar online.
• He subido a un volcán inactivo.
• He visto el inicio de un arcoíris.
• He visto gaviotas enanas.
• He visto alpacas de cerca.
• He visto gusanos luminosos.
• He cruzado un paso de peatones en diagonal (¡sin saltarme la ley!).
• He visto el mayor número de yonkies consumiendo por metro cuadrado que en toda mi vida.
• He conocido a dos alemanas, a dos italianos, a un argentino, a varios neocelandeses, a un maltés, a un srilanqués (?) y a dos nepalíes.
• He comprado mi primer coche a mi nombre.
• He conducido por la izquierda.
• He vivido en una van.
• He hecho pipí dentro de una van.
• Me he quedado sin batería en el coche.
• He aprendido a manejarme en una moneda nueva.
• He comido el típico Fish&Chips y no me ha impresionado nada.
• He llegado al punto que hace antípodas con Málaga, es decir, he llegado hasta lo más lejos que puedo llegar en este planeta tierra.
• He estado en un simulacro de terremoto.
• He disfrutado muchísimo de una pizza margarita (esto es importantes porque siempre las he despreciado).
• He visto varias cascadas.
• He visto un weka (pájaro similar al kiwi).
• Me han mordido unos mosquitos que me han dejado unas marcas feísimas en la piel.
• He probado la asistencia sanitaria neocelandesa.
• He cruzado toda Nueva Zelanda de norte a sur en coche.
• He cogido un ferry.
• He trabajado en un campo de kiwis.
• He trabajado en una granja lechera.
• He conducido una moto por primera vez.
• Me ha cagado una vaca en la cabeza.

Y seguro que me dejo cosas.

Buf. ¡Y luego me sorprendía yo de que siete días dieran para mucho!