Ya mismo hago dos meses en Australia (y tres que no escribes en el blog, chata) ((no nos desviemos, anda)).
Ay, empiezo de nuevo:
Ya mismo hago dos meses en Australia y desde hace un tiempo siento que tengo mucho que escribir. Quiero terminar de escribir los diarios de viaje de Tailandia y publicar los que ya lo están, quiero compartir reflexiones, pensamientos y alguna que otra vivencia. Pero para ello siento que debo poner un poco en contexto. O sea, no sé si es eso realmente, pero siento que está feo eso de desaparecer y dejar a alguien (el blog) tirado para luego reaparecer al cabo de los meses fingiendo que no ha pasado nada.
Eso está feo.
Mínimo, le debo una explicación ya no sé si al blog, a mí o a los posibles lectores que tenga. Y explicación no tengo ninguna más allá que la de que no me apetecía escribir, ni aquí ni en Instagram. Y como no me apetecía, pues no lo hice. ¿Para qué forzarnos a hacer algo que no queremos? Yo ya aprendí hace mucho tiempo que ese no era el camino…
Pero ahora sí me siento con ganas –y energía- para volver (cibernéticamente, físicamente nunca me fui) ((o sí. Quizás fui abducida y no me di cuenta???)) (((ay ya, para, loca))).
Lo que estoy intentando decir es que antes de retomar el blog, me parece justo contar qué pasó entre el 4 de diciembre de 2018 y hoy, 20 de febrero de 2019:
- El cuatro de diciembre nos despedimos de Nueva Zelanda después de haber vivido en ella catorce meses y pusimos rumbo a Tailandia.
- Bangkok fue todo un desafío para mí. El comienzo de mi viaje por Tailandia se me hizo durillo, pero a medida que fui comprendiendo el país, fui encontrando mi lugar en él y comencé a disfrutar.
- A las dos semanas de explorar Tailandia, mi madre se nos unió al viaje. Cabe destacar que hacía más de un año que no la veía y que a sus cincuenta y ocho años, ese era ya no su primer viaje de mochilera, sino su primer gran viaje en general.
- Miguel, mi madre y yo, juntos los tres, pasamos otras dos semanas recorriendo el país. Nos lo pasamos tan bien que ahora mismo escribo con una sonrisa en mis labios 🙂
- El 30 de diciembre nos despedimos de mi madre, el 31 celebramos año nuevo en Bangkok, el 1 cogimos un avión y el 2 de enero de 2019 aterrizamos en Sydney.
- En Sydney cuidamos a dos perritos durante diez días, luego nos fuimos a Melbourne en coche de alquiler a cuidar de dos gatos por otros diez días.
- Mientras, encontramos trabajo en una gasolinera en el medio de la nada, más concretamente en el outback, en el estado de Western Australia, a un pueblo que es comunidad aborigen.
- Dos aviones y un autobús de seis horas después, llegamos a Fitzroy Crossing, el lugar que sería nuestro hogar por seis meses y en el que ya llevamos uno.
Este es el resumen de lo vivido en los últimos tres meses. Aunque me dejo atrás lo que importa de verdad: los que pasa por dentro, en la cabeza y el corazón (y en mis nervios, pa’ qué engañarnos). Y quiero que este post sea mi pistoletazo de salida para escribir y publicar todo lo que quiero escribir y publicar.
Así que me autobienvenideo (?) a mí misma a mi blog. Vosotras ya sabéis que sois más que bienvenidas 🙂
See you soon!
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